Ante el abrupto cambio que generó en las empresas la nueva normalidad, los colaboradres enfrentan el reto de aumentar sus habilidades para trabajar a distancia, adaptarse a contratos más flexibles y afinar sus destrezas tecnológicas y cualidades cognitivas.
El trabajo a distancia o remoto, se ha vuelto cotidiano entre las compañías de la región, que se han tenido que acomodar a las restricciones impuestas por los gobiernos, a causa del brote de covid19.
Un estudio realizado entre empresas de Guatemala concluye que ocho de cada diez compañías considera continuar con la modalidad de trabajo desde casa una vez que finalice la crisis generada por el covid-19.
Mayores niveles de productividad, mejor balance entre la vida personal y el trabajo, sumado a los ahorro en tiempos de traslado y en gastos, son parte de los beneficios que trae consigo la implementación de la modalidad de trabajar desde casa o de otro lugar que no sea la tradicional oficina. En el lamentable contexto en que vive la región centroamericana debido a la propagación del virus Covid-19 y el impacto que ha tenido a nivel económico, los resultados positivos que se han logrado con la posibilidad de trabajar desde la casa muestran que, de toda crisis, siempre sale algo bueno.
A pesar que trabajar desde la casa es considerado un incentivo no salarial por la flexibilidad y beneficios que brinda al empleado, esta modalidad de trabajo aún no es tendencia para las empresas en Guatemala.
Implementar el trabajo desde casa o home office, es una modalidad cada vez más frecuente entre ejecutivos y profesionales que ven los beneficios que proporciona el teletrabajo. Sin embargo, esto obliga a las empresas a hacer ciertos cambios que, al parecer, no todas están dispuestas a realizar.
La creciente tendencia por trabajar para empresas que ofrecen la flexibilidad de laborar desde casa o en espacios fuera de la oficina, está provoca variaciones en el rendimiento de los empleados y hasta cambios en el mercado inmobiliario.
Expertos en el tema opinan que en Panamá se reporta una tendencia que va en crecimiento, que consiste en que los empleados prefieren no trabajar en los ambientes eminentemente corporativos y hacerlo en coworkings, cafeterías y oficinas vanguardistas, o incluso laborar desde casa.
La dificultad para identificar las necesidades de capacitación del personal y la falta de una relación clara entre nuevas habilidades de los empleados e incentivos, disminuye la posibilidad de alcanzar las metas de las empresas.
Según el Estudio global de tendencias de capital humano de Deloitte 2019, en el cual participaron más de 9.400 líderes empresariales de todo el mundo, incluidos 261 de Costa Rica, el aprendizaje del personal de las empresas es la tendencia más relevante.
El mayor interés por estudiar ciencias sociales y la menor inclinación por la formación en áreas técnicas o científicas se podría deber, en parte, a la preferencia de los profesionales por obtener un empleo en una institución de gobierno antes que en el sector privado.
Según los datos del Consejo Nacional de Rectores (Conare), entre 2006 y 2016, en Costa Rica las carreras del área de las Ciencias Sociales fueron las que registraron el mayor crecimiento según proporción de graduados, al pasar de 36,2% a 45,5% del total de estudiantes.
Entre enero y septiembre se registraron 327 mil contratos de trabajo, 4% menos que los 341 mil reportados en el mismo periodo de 2016.
Los datos del informe de la Contraloría General de la Repúblicacorrespondiente al periodo enero - septiembre señalan que respecto al mismo periodo de 2016, los contratos de tipo definido bajaron apenas 0,3%, los de obra determinada cayeron 12,7%, y los contratos indefinidos se redujeron en 13%.
“Más de la mitad de la población adulta no ha conseguido superar el segundo ciclo de la educación secundaria, por lo que muchos costarricenses tendrán que adquirir nuevas competencias para aprovechar las nuevas oportunidades laborales".
Del reporte de la OCDE:
18/10/2017 - Según un nuevo informe de la OCDE, Costa Rica disfruta de unos niveles relativamente altos de bienestar, pero debe seguir trabajando con miras a desarrollar una economía más inclusiva y sostenible.
Al segundo trimestre la tasa neta de participación laboral nacional se ubicó en 57,2%, registrando una baja de casi 5% respecto a igual periodo de 2015.
Del comunicado del Instituto Nacional de Estadística de Costa Rica:
La tasa de crecimiento anual del producto por trabajador en Panamá triplicó a la de Costa Rica después de la crisis 2008/09, la de Guatemala creció apenas 1%, y los demás países mantuvieron valores similares a los de 2004.
Del V Informe del Estado de la Región 2016:
Según estimaciones basadas en datos de la Cepal, la productividad por trabajador de Centroamérica está por debajo del promedio de América Latina, que en 2010 era de unos 30.000 dólares. Panamá y Costa Rica son los que más se le acercan, con niveles superiores a 20.000 dólares. El resto de países está lejos de alcanzar el promedio: en Guatemala y El Salvador el PIB por trabajador ronda los 8.500 dólares y en Nicaragua y Honduras es de 3.500 y 5.000 dólares, respectivamente (gráfico 4.23).
En las ferias de empleo convocadas por el Estado durante los últimos dos años solo logró cubrirse el 35% de los puestos de trabajo ofrecidos por las empresas.
El problema de una oferta de trabajadores que no coincide con lo que las empresas del sector privado demandan persiste en Panamá, donde las empresas tienen que invertir tiempo y dinero para cubrir las limitaciones de los egresados del sistema educativo público, lo que constituye un freno al desarrollo.
Si la ejecución de las tareas es fácil es muy posible que no se esté utilizando todo el potencial del trabajador, impidiendo su crecimiento personal y causando desmotivación.
En su análisis del tema en artículo en Harvard Business Review, Francesca Gino señala que la creencia de que trabajar sin estrés aumenta la productividad, es falsa.
Entregaron al Gobierno una propuesta de reforma integral del Estado donde retoman temas como la flexibilización de la jornada laboral y la apertura de mercados de electricidad e hidrocarburos.
La Unión Costarricense de Cámaras Empresariales y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), alertó en el informe que entregó al presidente Luis Guillermo Solís, sobre “…el alto grado de descontento ciudadano y la lentitud para resolver los temas que atañen a la mayoría de la población”.
La tendencia de las empresas a ser adictas a las reuniones, denota pobre gestión del tiempo laboral y disminuye al menos en un 30% la productividad del empleado.
Si las empresas calcularan el impacto en pérdidas por reunir cuatro veces a la semana a una decena de colaboradores, en su mayoría de alto rango, pensarían dos veces antes de echar mano a la “reunionitis”, esa tendencia cultural a programar juntas para todo tipo de asuntos. La consultora mexicana Expandiendo, calculó en $42.000 las pérdidas anuales de una empresa grande con estos hábitos.
En Honduras y Nicaragua el costo que debe asumir una empresa para formalizar a un trabajador equivale a más del 70% de lo que producirá, mientras que en Costa Rica, El Salvador y Panamá, poco menos del 40%.
Del comunicado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID):
Formalizar un trabajador en América Latina cuesta el 39% de lo que produce
Los costos salariales y no salariales, en relación a la productividad, son un 50% más altos en América Latina que en el promedio de los países de la OCDE.
La propiedad lo tiene todo: ubicación, privacidad, vistas al mar, café rentable, cascadas, 20 sitios de construcción separados y titulados, administrador de la finca. Muy rentable, $ 100,000, Coffee Farm, 70 Acres: 30,000...