El nuevo ministro de Ambiente y Energía de Costa Rica se opone al proyecto Diquís, que la estatal eléctrica promueve desde hace diez años, para construir una planta de generación hidroeléctrica en Puntarenas.
Mientras los nuevos jerarcas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) anuncian su intención de reflotar el proyecto, que debido a los recursos de inconstitucionalidad presentados en su contra ha quedado por años en el papel, el ministerio de Ambiente y Energía declara su oposición, asegurando que "... no existen estudios u otras valoraciones de impacto social y económico que justifiquen la declaratoria de conveniencia nacional dada al proyecto hace una década."
Una historia que ya lleva veinte años podría retomarse con la aprobación de un marco legal para consultar con los indígenas de la zona donde se construiría la planta de 650 MW.
EDITORIAL
Finalmente existe un marco legal para iniciar de una vez por todas el "diálogo intercultural" que se necesita para poder dar luz verde a la construcción de uno de los proyectos hidroeléctricos más relevantes para el futuro abastecimiento de energía del país.
En Costa Rica un proyecto hidroeléctrico de 650 MW en el que ya se han invertido $129 millones, tiene 20 años sin avances, a la espera de un "diálogo intercultural" que ni siquiera ha comenzado.
EDITORIAL
El problema no es que se construya sin diálogo previo infraestructura en territorios indígenas. No es tampoco que el diálogo sea infructuoso. Ni siquiera hay planteado un conflicto.
El proyecto de una gran hidroeléctrica en el sur de Costa Rica, vuelve a la mesa el debate entre la necesaria visión de futuro en materia energética y la cerrada oposición al tema de indígenas y ambientalistas.
El artículo en Crhoy.com reseña que "... desde 1990 hasta 2006, la demanda eléctrica creció a un ritmo anual promedio del 5,5%." Desde entonces el ritmo de crecimiento de la demanda de energía decayó, y llegó, al compás de la desaceleración de la economía, a ser negativo.
En Costa Rica las altas tarifas eléctricas expulsan la inversión extranjera mientras la oposición de indígenas impide avanzar en la construcción de una hidroeléctrica de 650 MW.
Es hora de que en la región se comience a balancear las políticas conservacionistas con las necesidades del desarrollo que permitirá sacar de la pobreza a los mismos que hoy lo detienen, manteniendo a su vez de rehenes al resto de la sociedad.
Las demoras en la construcción de los grandes proyectos hidroeléctricos en marcha, y el aumento en sus costos, hace impredecible el nivel de la tarifas de electricidad.
El artículo en Elfinancierocr.com reseña que "La Asociación de Grandes Consumidores de Energía (Acograce) y la Cámara de Industrias (CICR) creen que es hora de que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) mejore y agilice sus procesos internos que, por lentos y burocráticos, están costándole muchos millones al país. "
El ICE presentó a inversionistas panameños la represa a construirse en el río Reventazón y la de Diquis.
Los dos proyectos hidroeléctricos que juntos suman una inversión de $3000 millones fueron promovidos por el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) en el IX Foro de Inversionistas de Panamá.
Ambos proyectos, que se encuentran finiquitando negociaciones con inversionistas privados, entre los que destacan la empresa china Sinohydro y la brasileña Electrobras, generarán en conjunto 1000 megavatios de electricidad.
Los reclamos de indígenas oriundos de la zona de El Diquís ponen en riesgo el desarrollo del proyecto.
Los indígenas de la zona donde el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) pretende desarrollar una megaplanta de generación de energía hidroeléctrica afirman que sus tierras han sido usurpadas sin derecho.
Por su parte, el ICE asegura que por el momento se están realizando excavaciones exploratorias y no construcciones como afirman algunos representantes del grupo de indígenas del lugar.
El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) deberá de ejecutar 1.500 expropiaciones para construir la planta El Diquís, en la zona sur.
Entre las expropiaciones y la reubicación de las familias que viven en la zona, el ICE deberá desembolsar $60 millones, un 3% del costo total de la inversión de $2.000 millones.
"El Diquís es el más grande de los proyectos energéticos del ICE", escribe Mercedes Aguero en Nacion.com.
A finales del próximo año, el Instituto Costarricense de Electricidad iniciará la construcción de la planta hidroeléctrica más grande de Centroamérica.
El proyecto se llama El Diquís y se ubica entre Buenos Aires, Osa, y Pérez Zeledón.
La potencia de la planta (631 megavatios) equivaldrá a la tercera parte del parque eléctrico del país (2.000 megavatios) y alcanzará para abastecer a un millón de familias.
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