Desde la frontera con México hasta el Darién en Panamá, las aduanas entorpecen el comercio y conspiran contra el desarrollo de la región.
De acuerdo con la Corporación de Agentes Aduaneros de Guatemala (CAAG), solamente las demoras que sufren los transportistas en las aduanas encarecen en 5% los bienes que van hacia los consumidores centroamericanos. Pero a esto hay que sumar un 30% por las trabas sanitarias y fitosanitarias, y medidas no arancelarias que se aplican en cada país.
Empresarios y conductores y transportistas señalan múltiples inconvenientes en el paso por la aduana de Puerto Corinto.
Los camioneros por ejemplo, se quejan de las constantes multas, retención de furgones y mercancías sin ninguna razón legal. Además, son obligados a pagar estadías en el antepuerto Punta Icaco porque las máquinas cargadoras frontales solo están disponibles en la noche.
En lugar de disminuir, la burocracia en las fronteras centroamericanas es cada vez más pesada, complicando y encareciendo el comercio entre los países del istmo.
Los constantes retrasos que encarecen los costos de transporte, la falta de avance en la agilización de los procesos aduaneros y un percibido estancamiento de la integración aduanera y económica, son problemas acuciantes que observan los gremios empresariales de Centroamérica.