Los constantes rebrotes de covid19, el cierre de mercados internacionales y la pérdida de confianza del consumidor, aplazan el inicio de la recuperación de la industria aérea, proceso que se pronostica largo en el contexto de la nueva realidad de negocios.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), en este contexto de negocios y de crisis económica en gran número de países a nivel global, no se está evidenciando un crecimiento fuerte de la demanda mundial de carga y su avance sigue siendo un desafío extraordinario para las aerolíneas.
Cargas, impuestos, altos precios del combustible y otros costos en las terminales aeroportuarias pueden representar cerca del 30% del valor de los boletos aéreos en los países de la región.
Las aerolíneas que operan en la región latinoamericana se enfrentan a un mercado poco competitivo, puesto que en 2018 las compañías tienen proyectado ganar $2,95 por pasajero, cifra muy inferior a los $15,67 que estiman en Norteamérica o los $7,58 en Europa, según representantes de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
En los países donde las aerolíneas trabajan de la mano con las autoridades aeroportuarias y los gobiernos, el desarrollo del sector es notable, como es el caso de Panamá.
La conectividad aérea en América Latina y el Caribe es cara: existen 130 impuestos diferentes sobre el pasaje aéreo, cuyos costos también se cargan a empresas, viajeros individuales, industria de la aviación y el turismo en general.