Como respuesta a la crisis económica que generó la pandemia de covid19, se estima que a nivel regional tres de cada 10 centroamericanos decidieron emprender un negocio.
Las cifras recabadas por CID Gallup en enero de 2021, precisan que en Nicaragua el 44% de las personas consultadas dijo que habían comenzado a operar un micronegocio, en El Salvador la proporción ascendió a 33%, en Honduras a 32%, en Panamá a 30%, en Guatemala a 29% y en Costa Rica a 26%.
Dos años después que entrara en vigencia en Guatemala la Ley de Fortalecimiento al Emprendimiento, sólo se han inscrito 40 empresas bajo la figura de Sociedades de Emprendimiento, situación que se explica en parte por la falta de incentivos que brinda el marco jurídico.
El 29 de enero cobró vigencia la Ley de Fortalecimiento al Emprendimiento, la cual contempla crear centros de formación y facilitar el acceso a crédito para pequeños empresarios.
Autoridades guatemaltecas informaron que con la entrada en vigencia de la Ley, se incorporará el emprendimiento en la enseñanza primaria y secundaria, además se creará una nueva figura denominada Sociedad de Emprendimiento, entre otras acciones.
La práctica de la economía compartida avanza al compás de las comunicaciones digitales y de sistemas logísticos afinados para mercados de cualquier tamaño.
Y esa práctica ya se extiende más allá del alquiler en Airbnb de un apartamento para vacacionar o de un viaje en Uber. Si usted necesita un taladro por un par de horas para colgar las cortinas nuevas, ¿para qué comprar algo que después usará muy esporádicamente? Alquílelo.
El mero anuncio de la llegada a Costa Rica de la red de transporte privado ya generó emprendimientos que redundan en beneficios para los consumidores.
EDITORIAL
La competencia siempre es buena, y su existencia efectiva en cualquier mercado produce mejor utilización de los recursos disponibles, trayendo beneficios para la sociedad en términos de mejores productos y servicios y en reducción de costos.
"La caja dentro de la cual nos encontramos encerrados supone que todo lo estamos haciendo bien y que el entorno con el cual estamos lidiando, no cambiará."
Cada vez son más los ejemplos que se pueden señalar de negocios surgidos de negar lo que parece como real e incontrovertible, para generar nuevas formas de hacer las cosas para ganar dinero.
El artículo de Álvaro Cedeño en Nacion.com es un excelente análisis del cambio disruptivo como eje de la innovación y del emprendimiento:
La mejor forma de generar emprendimiento e innovación no es reuniendo gente en aulas aburridas a cargo de funcionarios públicos que jamás serán emprendedores o innovadores, sino dejando espacio en el mercado a quienes sí tienen el coraje y las aptitudes para serlo.
El análisis del crecimiento global de Uber, empresa internacional que conecta a sus clientes a una red de transporte mediante un software para celulares, es la base para el desarrollo del concepto de que a mayor libertad de competencia, mejores productos y servicios para los consumidores, y mayor desarrollo económico.
La empresa propia: sentimiento que no se entiende "hasta que finalmente lo experimenta: una plenitud exquisita, sazonada con el picante de la incertidumbre, adobada en la alegría del vértigo".
Una joven empresaria pone en el papel su travesía con la meta de la empresa propia, con la convicción de quien sabe que ha encontrado su camino en la vida.
"...Comienza el día menos esperado, con un escozor en las manos o una pregunta sin respuesta.
La función del Estado no es enseñar a los empresarios cómo hacer las cosas, sino quitarles obstáculos para que puedan crear riqueza.
EDITORIAL
Es notable cómo se ha tergiversado la función del Estado, en especial en algunos países de la región. Las funciones primordiales de los gobiernos se cumplen a medias o directamente no se cumplen: la inseguridad de personas y bienes es cada vez mayor, la justicia es muy poco pronta y cumplida, salud y educación de calidad son sólo para quienes pueden pagarlas, y la infraestructura pública está lejos de corresponder a los impuestos que se pagan por ella.
Para solucionar problemas los emprendedores buscan formas nuevas de actuar, mientras que los gerentes utilizan más el pensamiento lógico, relacionado directamente con procesos establecidos.
El artículo en Soyentrepreneur.com reseña que "... Un equipo de investigación de neurocientíficos y académicos de escuelas de negocios de Italia y Suiza han usado un fMRI para capturar imágenes de los cerebros de emprendedores y gerentes que llevaron a cabo una tarea que consistía en la búsqueda de acercamientos alternativos para resolver un problema, algo que los académicos llaman 'exploración'."
Para alcanzar el éxito una buena idea requiere como acompañamiento imprescindible capacidad y empuje empresarial.
El informe “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación”, elaborado por el Banco Mundial (BM), reseña que en la región uno de cada tres trabajadores es autónomo o un pequeño empleador. Sin embargo, la mayoría de ellos rara vez contratan un trabajador y continúan siendo pequeños, incluso tras décadas de operación.
La educación tradicional castiga el error otorgando malas calificaciones al que se equivoca, cuando la esencia del emprendimiento y la innovación es el método "ensayo y error".
Andrés León, gestor de emprendimiento en el Acelerador de Empresas de Ciudad del Saber, sabe que el primer paso para emprender es romper los paradigmas. Y tiene la edad apropiada para hacerlo: 23 años.
No por sabido y por nunca haber sido bien abordado, deja de tener relevancia en Centroamérica el problema de poco acceso al crédito de los emprendedores.
El análisis de David Casasola en su artículo en el blog del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN) reseña que “esto no significa que no hay créditos disponibles en el sistema bancario para las personas que desean poner un negocio, sino que las características que tiene la mayoría de emprendedores (bajos niveles de educación, ubicación geográfica, falta de activos para respaldar un préstamos, etc.) no son compatibles con los criterios de la banca tradicional para otorgar un préstamo y para pagar las elevadas tasas de interés en una agencia lejana a su comunidad”.
Un gran suceso empresarial nunca es el primer intento de un emprendedor, sino quizás el número 1000, tras 999 fracasos cuyas enseñanzas lo fueron aproximando al triunfo.
El éxito en los negocios no es el resultado de un milagro instantáneo o temporal, sino el fruto de una larga historia de trabajo duro, esfuerzos, tropiezos, caídas y reintentos que finalmente llevan a la meta deseada.
“El emprendimiento no es un empleo, ni siquiera un llamado, sino una sed.”
Los empresarios exitosos – esas criaturas a las que hoy todos miran como imprescindibles para salvar a la economía mundial de sus dolencias – provienen de distintos países, sociedades, medios culturales y sectores de negocios. No hay un estereotipo único o determinado, sin embargo, esos individuos tienen varias cosas en común.
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