Los riesgos que se corren cuando se visita un destino y la posibilidad de hacer reservas con menor antelación, son factores fundamentales que los consumidores tomarán en cuenta al momento de decidir si realizan o no un viaje en los próximos meses.
Por el brote de covid19 en varios países del mundo prácticamente se esfumó el transporte aéreo, marítimo y terrestre, debido a que varios gobiernos decidieron prohibir los viajes de placer y de negocios.
La creciente conectividad aérea regional genera nuevas oportunidades para aprovechar al máximo el potencial de las localidades turísticas de la región centroamericana.
EDITORIAL
Volar desde Isla Ometepe, en Nicaragua, a San José, Costa Rica, y aterrizar luego en Bocas del Toro, en Panamá, era imposible hace unos años. La creciente conectividad aérea entre los puntos turísticos más relevantes de cada uno de los países centroamericanos ofrece una amplia ventana de oportunidades para el sector turístico de la región.
La crisis financiera, inmediatamente la económica, y luego el virus A H1N1 postraron al turismo centroamericano, al que le está costando volver a levantarse.
Todos los países de la región han visto disminuir la cantidad de turistas y consecuentemente el ingreso de divisas. También la calidad del turista y en especial su capacidad de pago, disminuyeron. Los visitantes se quedan menos tiempo que antes, y gastan menos por persona y por día.
Como otras pautas de consumo, el turismo está cambiando por efecto de la crisis, hacia destinos más cercanos y por períodos de tiempo más cortos.
Las previsiones de los operadores para la zafra de la Semana Santa, un pico anual en el calendario de la industria turística, ya toma en cuenta estas tendencias, ajustando su oferta. El turismo intraregional se beneficia de esto.