Debido en parte a la sequía reportada entre junio y julio de 2018, la producción de granos básicos estimada para el ciclo agrícola 2018/2019 es de 19,5 millones de quintales, 20% menos que en el período previo.
La Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) estima que para el ciclo agrícola 2018/2019 el cultivo de maíz en el país ascenderá 14,5 millones de quintales, 31% menos que lo reportado en el período 2017/2018.
Debido al clima Guatemala, Honduras y El Salvador, reportan pérdidas anuales en la producción de granos básicos y hortalizas por $196 millones, $140 millones y $37 millones, respectivamente.
Según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) los países centroamericanos que conforman el Triángulo Norte, derivado de fenómenos climáticos, principalmente la sequía, registran anualmente pérdidas conjuntas en el sector agrícola cercanas a los $337 millones.
Debido a la sequía que afecta varias zonas de Centroamérica, en El Salvador los productores agrícolas estiman que se han perdido por lo menos 6,3 millones de quintales de maíz, valorados en $39 millones.
Representantes de la Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) dijeron que por la sequía, que duró hasta 40 días en algunas zonas del país, se han perdido más de 6 millones de quintales de maíz, valorados en $38,6 millones.
En El Salvador empresarios del sector estiman que la producción de caña se verá mermada, debido a la sequía que afecta a distintas zonas del país y que ya suma 35 días consecutivos.
Sin coincidir en la estimación de las pérdidas que el sector azucarero tendrá, representantes de distintas gremiales empresariales informaron que los daños que ha ocasionado la sequía se reflejarán en una reducción de la producción.
Aunque existe una ley que autoriza el cultivo en el país de semillas transgénicas, la falta de un reglamento impide utilizarlas, en momentos en que la sequía abruma la productividad agrícola.
La utilización habitual de la biotecnología en el agro de los países competidores de El Salvador, deja en inferioridad competitiva a los productores salvadoreños, que no lo pueden hacer.