Desde el 1 de octubre rige en Guatemala el Reglamento Técnico de Bioseguridad de Organismos Vivos Modificados, el cual permitirá la importación, comercialización y siembra de semillas modificadas conocidas como transgénicas, para consumo humano y animal.
Hasta ahora en Guatemala sólo se podían importar alimentos que fueran producto de cultivos con semillas modificadas.
Las cámaras agrícolas de Centroamérica preparan una propuesta con proyectos de ley para que en los países del istmo no se restrinja el cultivo de alimentos transgénicos.
Los representantes de FECAGRO dijeron que el uso de la biotecnología agrícola permite obtener semillas mejoradas con tecnología que hacen posible la alta productividad, reducen el uso de agroquímicos, crean cultivos más resistentes a sequías que además, puedan ser irrigados con agua salina y son totalmente seguras para el consumo humano.
En los últimos 22 años se cultivaron 10.600 hectáreas de transgénicos con fines de investigación o para producción de semillas.
En Costa Rica se siembran transgénicos desde 1991, cuando la empresa nacional Los Gansos S. A. solicitó los permisos para importar y sembrar soya genéticamente modificada.
Pese a la fuerte polémica que ocasionó el permiso adquirido por la empresa DPL Semillas para sembrar 0.9 hectáreas de maíz transgénico, la historia de estos cultivos no es tema nuevo en el país. El artículo de Nacion.com reseña que “comenzó hace 22 años y desde entonces se otorgaron 68 licencias, tanto para investigación como para desarrollo de semillas”.