Narcotráfico y pandillas son los principales factores del asesinato intencional en los países más violentos del mundo: Honduras, Belice, El Salvador y Guatemala.
Según el reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC), al 2012 Honduras registra 90,4 homicidios por cada 100 mil habitantes.
Un estudio de la CEPAL revela que las empresas de Guatemala y El Salvador pagan los costos más altos por el crimen organizado en Latinoamérica.
De acuerdo con datos del Índice de Competitividad Global 2012-13, retomados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su informe sobre la seguridad en el sector logístico de la región, Guatemala cuenta con un puntaje de 1.86 en una escala del 1 al 7 sobre la influencia del crimen y la violencia en los costos de operación de las empresas, donde 1 es “en gran medida” y 7 significa “en nada”.
Actualmente es México el que acapara los titulares mundiales por la violencia del narcotráfico, pero en Centroamérica la tasa de homicidios ya es superior a la del país azteca.
Al igual que otros analistas, Andrés Oppenheimer señala el drama que se desarrolla en Centroamérica por causa del narcotráfico: "Hasta en Costa Rica, un país que suele ser llamado la Suiza de Latinoamérica por ser una isla de paz y prosperidad en la región, está creciendo la ansiedad por la creciente ola de violencia relacionada con las drogas."
Comisión de líderes mundiales insta a poner fin a la fracasada guerra al narcotráfico, y pide reformas fundamentales del régimen mundial de prohibición de las drogas.
En Centroamérica ya lo sabíamos: La guerra global a las drogas ha fracasado, con consecuencias devastadoras para individuos y sociedades alrededor del mundo.
Los centroamericanos, junto a colombianos y mexicanos, somos a nivel mundial el grupo humano más afectado por las consecuencias de la inútil guerra contra las drogas. La violencia va en aumento en todos los países del área, donde ya hay zonas donde el Estado se ha retirado y solo impera el poder de los carteles criminales.
Los crecientes niveles de criminalidad y violencia que azotan a América Central no sólo tienen un costo humano y social inmediato, sino que también representan un peligro enorme para el potencial de desarrollo de la región.
En la actualidad, se calcula que estas fuentes de inestabilidad podrían llegar a reducir el Producto Interno Bruto (PIB) en un 8 por ciento, una vez que los costos sobre la salud, institucionales, de seguridad privada y materiales se toman en cuenta.
Los crecientes niveles de criminalidad y violencia que azotan a América Central no sólo tienen un costo humano y social inmediato, sino que también representan un peligro enorme para el potencial de desarrollo de la región.
En la actualidad, se calcula que estas fuentes de inestabilidad podrían llegar a reducir el Producto Interno Bruto (PIB) en un 8 por ciento, una vez que los costos sobre la salud, institucionales, de seguridad privada y materiales se toman en cuenta.
La falta de capacidad de los estados y su desventaja frente al poder económico del narcotráfico habilitan el aumento de la violencia y la corrupción.
"Utilizando sistemáticamente la violencia y la corrupción, intimidando y extorsionando a funcionarios públicos, los grupos delictivos acaudalados y poderosos han podido debilitar los sistemas policiales y judiciales. Con frecuencia se utiliza la violencia para amenazar o castigar a los denunciantes anónimos. Los testigos en causas de corrupción relacionadas con drogas a menudo arriesgan su vida y la de los miembros de su familia. A menos que se rompa el círculo vicioso de corrupción y tráfico ilícito, la labor de fiscalización internacional de drogas nunca dará resultados plenamente satisfactorios."
La entrada en vigencia en El Salvador de la Ley anti-maras sirve de acicate para la toma de acciones regionales para la proscripción de las pandillas.
Previendo que para evitar ser encarcelados los integrantes de las pandillas salvadoreñas conocidas como "Maras" se trasladen a los países vecinos, en especial Guatemala y Honduras, estos han activado medidas extras de seguridad fronteriza.
Si los resultados de esa "ayuda" van a ser los mismos que sufre México, en Centroamérica debiéramos decir "NO, GRACIAS".
La inclusión de Costa Rica en la lista -emitida por el gobierno de los Estados Unidos- de países más afectados por el tránsito de drogas ilícitas, confirmó lo que los costarricenses ya intuían: el narcotráfico se ha convertido en un problema muy grave.
¿Cuál es la oportunidad real que tienen estos países de luchar contra el narcotráfico, si por ejemplo en Guatemala, la economía de la droga supera el doble del PIB del país?
En 2007, por Centroamérica sólo pasaba el 1% de la cocaína suramericana rumbo a los Estados Unidos. Hoy transita entre el 60% y el 90%.
Mientras es México el país que acapara las noticias internacionales con su diario panorama de muerte y corrupción provocado por el narcotráfico, otros países cercanos -que no reciben tanta atención mediática- ya han caído en manos de los carteles de la droga, y la violencia se ensaña con sus habitantes, como en el caso de Honduras, que contabiliza 15 asesinatos al día en una población de poco más de 7 millones.