El mercado laboral reporta un cambio estructural, pues cada vez son menos las personas que su trabajo les es remunerado por medio de un salario fijo y en simultáneo se incrementa el número de empleados que ganan por proyecto ejecutado.
Aunque el fenómeno se viene reportando desde hace varios años a nivel global, la pandemia aceleró este proceso, ya que la crisis económica generada por el brote del Covid19 destruyó miles de empleos formales.
Ante el abrupto cambio que generó en las empresas la nueva normalidad, los colaboradres enfrentan el reto de aumentar sus habilidades para trabajar a distancia, adaptarse a contratos más flexibles y afinar sus destrezas tecnológicas y cualidades cognitivas.
El trabajo a distancia o remoto, se ha vuelto cotidiano entre las compañías de la región, que se han tenido que acomodar a las restricciones impuestas por los gobiernos, a causa del brote de covid19.
En los últimos años el sector en Guatemala ha perdido cerca de 30 mil empleos, pues los altos costos que resultan de tener uno de los salarios mínimos más elevados de la región, ocasiona que sea más rentable sólo exportar materia prima, en vez de confeccionarla en el país.
Las cifras de la Comisión de Vestuario y Textiles (Vestex) evidencian que en los últimos años se han perdido varios empleos en el sector, dado que entre 2006 y 2018 la industria a perdido un considerable número de puestos de trabajo, pues pasó de 82.109 a 53.636 plazas, lo que equivale a una merma de 35%.
Debido a que en Guatemala no existe aun un reglamento para el empleo a tiempo parcial, los empresarios del sector textil estiman que el país pierde entre 40 y 70 mil plazas de trabajo.
Para los representantes de la Comisión de Vestuario y Textil (Vestex), los altos costos de operación y mano de obra que hay en Guatemala, ocasiona que los empresarios envíen piezas cortadas a Honduras, El Salvador y Nicaragua para ser ensambladas.
La informalidad, el acceso a servicios sociales y la educación permanente, son algunos de los aspectos en los que deben enfocarse las economías de la región para mejorar la condiciones del mercado laboral.
Representantes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentaron en San José, Costa Rica, el reporte "Trabajar para un futuro más prometedor", elaborado por la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, el cual describe los factores que afectan al trabajo en los países de la región.
A pesar de la ubicación y los beneficios fiscales que en algunos casos ofrecen los países de la región, la falta de formación de la población será el principal obstáculo para seguir atrayendo grandes inversiones.
La falta de garantía de encontrar el capital humano competente y sostenible necesario para la adecuada operación de las empresas, es un tema que influye negativamente en la atracción de inversiones importantes en Centroamérica.
En la región centroamericana se estima que la tasa de desempleo promedio de quienes tienen entre 15 y 24 años ronda el 11%, siendo la falta de experiencia laboral la principal barrera para acceder al primer trabajo.
Según cifras del Observatorio Centroamericano de Desarrollo Social, Costa Rica y Panamá son los países de la región con mayores tasas de desempleo juvenil, con 27% y 15%, respectivamente.
Aunque surgirán nuevas ocupaciones, los cambios tecnológicos tendrán un fuerte impacto en la región centroamericana, donde existe una elevada proporción de puestos de trabajo con alto riesgo de automatización.
Según estimaciones realizadas por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2018 se calculaba que el 75% de los trabajadores en Guatemala y El Salvador se encuentran en ocupaciones con alto riesgo de automatización.
En las economías avanzadas el empleo es cada vez menos estable, mientras que en las que están en desarrollo se profundizan las políticas públicas en sentido contrario, lo que estimula el crecimiento de la informalidad y, paradójicamente, del desempleo.
EDITORIAL
"Es la economía, estúpido".
Usaremos la ya célebre frase acuñada por el estratega de la campaña de Bill Clinton contra George Bush, para poner de manifiesto que el voluntarismo paternalista que está de moda en la gran mayoría de los países de la región, el único efecto que logra es marginar de la economía productiva formal a cada vez más personas, con un efecto final empobrecedor. La globalización exige cada vez más competitividad, lo que solo se logra utilizando con máxima flexibilidad todos los recursos, entre ellos el humano. Esto, que en sí mismo es inhumano, es una realidad que no debe obviarse en la definición y ejecución de las políticas públicas de empleo, si se quiere que sean exitosas y sostenibles.
En Costa Rica los funcionarios públicos ganan en promedio 150% más que los trabajadores del sector privado, lo que contribuye decisivamente al crecimiento de la desigualdad y a una menor competitividad general de los recursos humanos del país.
EDITORIAL
Un artículo en Elfinancierocr.com revela las grandes diferencias entre las formas de contratar y remunerar del sector privado con las del Estado.
Por cada millón de dólares que ingresa a Centroamérica en Inversión Extranjera Directa, se crean en promedio solamente 4,7 empleos.
En Nicaragua por ejemplo, se crean en promedio seis nuevos empleos por cada millón de dólares en Inversión Extranjera Directa que ingresa, este es el número más alto entre los países de Centroamérica. “Los datos los refleja el reciente informe sobre la IED en América Latina y el Caribe 2013, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)”, reseña el artículo de Laprensa.com.ni.
La Encuesta Global de Escasez de Talento 2011 de Manpower revela que aumenta la dificultad de los empleadores para cubrir los puestos de trabajo con personal idóneo.
Uno de cada tres empleadores (34%) del mundo manifestó que tiene problemas para cubrir puestos de trabajo debido a la falta de talentos disponibles –un incremento de tres puntos porcentuales sobre 2010.