Para alcanzar el éxito una buena idea requiere como acompañamiento imprescindible capacidad y empuje empresarial.
El informe “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación”, elaborado por el Banco Mundial (BM), reseña que en la región uno de cada tres trabajadores es autónomo o un pequeño empleador. Sin embargo, la mayoría de ellos rara vez contratan un trabajador y continúan siendo pequeños, incluso tras décadas de operación.
La educación tradicional castiga el error otorgando malas calificaciones al que se equivoca, cuando la esencia del emprendimiento y la innovación es el método "ensayo y error".
Andrés León, gestor de emprendimiento en el Acelerador de Empresas de Ciudad del Saber, sabe que el primer paso para emprender es romper los paradigmas. Y tiene la edad apropiada para hacerlo: 23 años.
“El emprendimiento no es un empleo, ni siquiera un llamado, sino una sed.”
Los empresarios exitosos – esas criaturas a las que hoy todos miran como imprescindibles para salvar a la economía mundial de sus dolencias – provienen de distintos países, sociedades, medios culturales y sectores de negocios. No hay un estereotipo único o determinado, sin embargo, esos individuos tienen varias cosas en común.
Las universidades de EE.UU. exportan a América Latina expertise en emprendimiento e innovación corporativa.
Siendo el cambio la constante, las empresas latinoamericanas deben solucionar su carencia de cultura de emprendimiento y de estrategias para fomentar la innovación, so pena de quedar atrás en la competencia cada vez más global.