Por factores como el cierre de empresas y falta de oportunidades, se estima que a Honduras y El Salvador la actividad delictiva les representa un costo de 16% del PIB, y en el caso de Guatemala, sus pérdidas podrían ascender a 7% de su producción.
En América Central, los costos humanos de la delincuencia siguen siendo de los más elevados del mundo. En El Salvador, Guatemala y Honduras, países que integran el denominado Triángulo Norte, se registran alrededor del 4,5% de los homicidios en todo el mundo a pesar de tener solamente alrededor del 0,4% de la población mundial, precisa un reporte del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Narcotráfico y pandillas son los principales factores del asesinato intencional en los países más violentos del mundo: Honduras, Belice, El Salvador y Guatemala.
Según el reporte de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas (UNODC), al 2012 Honduras registra 90,4 homicidios por cada 100 mil habitantes.
En Belice la tasa de homicidios es de 44,7 por cada 100 mil habitantes, en El Salvador es de 41,2, en Guatemala es de 39,9.
El fenómeno afecta a gran parte de América Latina, cuyos países destinan en promedio el 8% de su producto bruto a costos de seguridad.
Esa fue la conclusión a la que se llegó durante el foro “Conectando las empresas como socios para la prosperidad con seguridad en las Américas”, organizado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el sector privado, en el marco del Guatemala Investment Summit.
Los crecientes niveles de criminalidad y violencia que azotan a América Central no sólo tienen un costo humano y social inmediato, sino que también representan un peligro enorme para el potencial de desarrollo de la región.
En la actualidad, se calcula que estas fuentes de inestabilidad podrían llegar a reducir el Producto Interno Bruto (PIB) en un 8 por ciento, una vez que los costos sobre la salud, institucionales, de seguridad privada y materiales se toman en cuenta.
Los crecientes niveles de criminalidad y violencia que azotan a América Central no sólo tienen un costo humano y social inmediato, sino que también representan un peligro enorme para el potencial de desarrollo de la región.
En la actualidad, se calcula que estas fuentes de inestabilidad podrían llegar a reducir el Producto Interno Bruto (PIB) en un 8 por ciento, una vez que los costos sobre la salud, institucionales, de seguridad privada y materiales se toman en cuenta.
Si los resultados de esa "ayuda" van a ser los mismos que sufre México, en Centroamérica debiéramos decir "NO, GRACIAS".
La inclusión de Costa Rica en la lista -emitida por el gobierno de los Estados Unidos- de países más afectados por el tránsito de drogas ilícitas, confirmó lo que los costarricenses ya intuían: el narcotráfico se ha convertido en un problema muy grave.
Pagos por custodia armada, seguimiento satelital, "peajes" a bandas armadas, son algunos de los sobrecostos que pagamos en el transporte de mercaderías en el istmo.
Algunas empresas transportistas declaran que el costo de las medidas de seguridad para un camión que lleva mercaderías dentro de Centroamérica una vez por semana, asciende a $14.000.
Un ejecutivo de una empresa costarricense con operaciones regionales, confirma que pagan $80 a pandilleros, para asegurar la libre circulación en la capital de Guatemala de los vehículos con sus productos.
La región gasta anualmente más de $6 mil 500 millones para luchar contra la inseguridad y la violencia.
Sgún el informe 2009-2010 de desarrollo humano de Centroamérica del Programa de Naciones Unidas (PNUD), Centroamérica es la región más violenta del planeta, con una tasa promedio de 33 homicidos por cada 100 habitantes.
"Centroamérica se ha convertido en la región más violenta del mundo.
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