Los constantes rebrotes de covid19, el cierre de mercados internacionales y la pérdida de confianza del consumidor, aplazan el inicio de la recuperación de la industria aérea, proceso que se pronostica largo en el contexto de la nueva realidad de negocios.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), en este contexto de negocios y de crisis económica en gran número de países a nivel global, no se está evidenciando un crecimiento fuerte de la demanda mundial de carga y su avance sigue siendo un desafío extraordinario para las aerolíneas.
En los países donde las aerolíneas trabajan de la mano con las autoridades aeroportuarias y los gobiernos, el desarrollo del sector es notable, como es el caso de Panamá.
La conectividad aérea en América Latina y el Caribe es cara: existen 130 impuestos diferentes sobre el pasaje aéreo, cuyos costos también se cargan a empresas, viajeros individuales, industria de la aviación y el turismo en general.
Los países centroamericanos deben concederse entre sí de la primera a la séptima libertad del aire, sin restricciones de frecuencias y con designaciones múltiples.
El estudio de las condiciones de competencia del transporte aéreo de pasajeros en El Salvador, elaborado por la Superintendencia de Competencia de ese país, contiene definiciones apropiadas para la optimización del transporte aéreo no solamente para El Salvador, sino también para toda Centroamérica.
El proteccionismo estatal quita competitividad al transporte aéreo latinoamericano, restringiendo su desarrollo y generando tarifas por encima de la media global.
Pese al avance de algunos países, la región camina a paso lento en la liberalización y el constante abaratamiento del transporte aéreo respecto a Europa y EE.UU.
Así lo explicó el experto chileno, Aldo González, quien agregó que “Latinoamérica, como espacio conjunto, está rezagada”, aunque “a nivel local algunos países sean muy liberales y sean muy abiertos”.