A partir del 1 de julio entra en vigencia el segundo incremento del salario mínimo por hora para los trabajadores de la construcción en Panamá, el cual llega en un contexto de baja considerable en la actividad del sector.
El aumento es parte de la Convención Colectiva de Trabajo CAPAC-Suntracs, que su negociación puso fin a una huelga que en 2018 duró más de 30 días. Esta alza llega en medio una caída en la construcción que desde varios meses atrás se viene registrando, pues según cifras oficiales al cierre del primer cuatrimestre de 2019 el costo de las nuevas construcciones, adiciones y reparaciones bajó 28% respecto a igual período de 2018.
La definición de cuánto y cómo debe ajustarse el salario mínimo, algo que en ocasiones parece hacerse de forma antojadiza y con fines políticos, sigue siendo uno de los factores que más enfrenta a empresarios y gobiernos de Centroamérica.
En Costa Rica se aprobó para 2019 un incremento de 3% en el salario mínimo; en El Salvador, se prevé discutir un aumento, y en Guatemala, la comisión a cargo del tema informó que este año no se harán incrementos.
Debido a la falta de consenso entre empresarios y trabajadores, el ministerio de Trabajo estableció en 10,4% el aumento para este año, que se aplicará en dos partes, comenzando con un ajuste del 5,2% a partir de Marzo.
Como el sector empresarial y los trabajadores no lograron ponerse de acuerdo para fijar el incremento, la administración Ortega tomó la decisión de establecer el ajuste. El primer incremento será de 5,2% y rige desde Marzo, mientras que el segundo será también de 5,2%, y se fijará a partir de septiembre de este año y regirá hasta el 28 de febrero de 2019.
El sector privado pide al gobierno buscar un consenso sobre el tema entre los sectores productivos, en el contexto de una economía que pierde dinamismo.
A diferencia del último ajuste que se hizo en diciembre 2013, este año la negociación se llevará a cabo en un contexto económico y político diferente, donde elementos como la leve desaceleración en la actividad económica y las diferencias del sector privado con la administración Varela pondrán a prueba el proceso de negociación.
Los sindicalistas que lo promueven, los funcionarios que lo calculan, los gobernantes que lo decretan, no son parte de la legión de desempleados que seguramente trabajarían por menos del salario mínimo oficial.
EDITORIAL
El desempleado no tiene voz -en principio porque no paga cuota sindical- y si la tuviera no la alzaría, porque se siente carente de la dignidad necesaria para hacerlo, porque se acostumbró a adoptar una postura muy humilde en las entrevistas de trabajo. Nada empobrece más el espíritu humano que la falta de actividad remunerada de alguna manera.
Denuncian diferencias de hasta mil por ciento en las remuneraciones de funcionarios que cumplen funciones idénticas en universidades estatales.
EDITORIAL
El estudio realizado por el diputado Otto Guevara, según reseña Crhoy.com, confirma la distorsión que genera la política salarial del sector público costarricense en el mercado laboral del país.