Con la reciente firma del tratado comercial entre EE.UU., Canadá y México, se sentó un precedente para futuras negociaciones, pues en este acuerdo se fijaron condiciones laborales de cumplimiento obligatorio, como la de supeditar las exportaciones al pago de un salario mínimo.
Por ejemplo, una de las condiciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que fue firmado el 10 de diciembre de 2019, es que el los vehículos que se exporten desde algún estado de México a los otros dos países "deberán provenir de plantas que paguen salarios no menores a $16 la hora".
En los últimos años el sector en Guatemala ha perdido cerca de 30 mil empleos, pues los altos costos que resultan de tener uno de los salarios mínimos más elevados de la región, ocasiona que sea más rentable sólo exportar materia prima, en vez de confeccionarla en el país.
Las cifras de la Comisión de Vestuario y Textiles (Vestex) evidencian que en los últimos años se han perdido varios empleos en el sector, dado que entre 2006 y 2018 la industria a perdido un considerable número de puestos de trabajo, pues pasó de 82.109 a 53.636 plazas, lo que equivale a una merma de 35%.
La definición de cuánto y cómo debe ajustarse el salario mínimo, algo que en ocasiones parece hacerse de forma antojadiza y con fines políticos, sigue siendo uno de los factores que más enfrenta a empresarios y gobiernos de Centroamérica.
En Costa Rica se aprobó para 2019 un incremento de 3% en el salario mínimo; en El Salvador, se prevé discutir un aumento, y en Guatemala, la comisión a cargo del tema informó que este año no se harán incrementos.
Un fondo de ahorro, préstamos para vivienda, gastos de recreación y garantías, becas para los hijos, y servicio de restaurante de los funcionarios de la estatal y monopólica distribuidora de hidrocarburos de Costa Rica, son financiados vía precios que pagan los consumidores, aun los más pobres.
OPINION
Jorge Cobas González
Director fundador de CentralAmericaData.COM
En una brillante primavera el jardín floreció glorioso y todos querían flores. Dijo Juan “- Yo merezco 10”, y el jardinero le dio 10. “- Yo quiero llevarme 11” dijo Pedro, y le concedieron 11. “- Exijo 12” protestó Manuel, y le garantizaron 12. “- Quiero 13” gritó José, y obtuvo sus 13. Muchos reclamaron así, y obtuvieron. Al final quedó una flor ya algo mustia que le fue otorgada a un mudo sin nombre. Y el jardinero fue aclamado por su generosidad.
Pero en la siguiente primavera el jardín produjo muchas menos flores, pese a lo cual Juan pretendió llevarse sus 10, Pedro sus 11, Manuel sus 12, y José sus 13 flores. “- Eso es lo que nos corresponde” gritaban. “- Es nuestro derecho” alegaban. Y contrataron un abogado que presentó una demanda para que el jardinero entregara lo que por “derecho adquirido” les pertenecía. Y el juez, que era Manuel, falló a favor de los demandantes.
Usando su poder corporativo y aprovechando el vacío de poder que aqueja al Estado, una universidad pública de Costa Rica paga sueldos de país de primer mundo, exacerbando la desigualdad entre los costarricenses y distorsionando gravemente el mercado de trabajo.
EDITORIAL
La degeneración de la democracia que está ocurriendo en muchos países latinoamericanos tiene como muestra calificada a Costa Rica, otrora ejemplo del mejor sistema para vivir en sociedad que haya alumbrado la historia.
Cediendo a la presión de los que cada día pueden elegir qué comer, la administración Morales derogó el salario mínimo diferenciado, negando a los que no tienen esa opción, el derecho a elegir cómo vivir.
EDITORIAL
El presidente Morales puso fin a la iniciativa con la que se pretendía atraer inversiones a cuatro municipios del país aplicando salarios mínimos diferenciados, cediendo ante el poder mediático de quienes, desde la comodidad de una oficina climatizada y con miles de dólares a cobrar al fin de cada mes, entienden razonable quitar a los que no poseen nada, la posibilidad de tener un trabajo.
Desde la comodidad de una oficina climatizada y con miles de dólares a cobrar al fin de cada mes, gente bien intencionada pretende quitar a los que no poseen nada, la posibilidad de tener un trabajo.
EDITORIAL
La lucha por la dignificación del trabajo y la erradicación de la esclavitud de las personas por el capitalismo salvaje, llevó a la implantación -en las sociedades modernas- de los salarios mínimos.
En Guatemala ya sufren los "Pactos de Trabajo", cepa del mismo virus "Convenciones colectivas" que en Costa Rica enferma al Estado, distorsiona el mercado de trabajo y genera inequidad.
EDITORIAL
El artículo editorial Lesividad de pactos de trabajo en el sector público, publicado hoy en Elperiodico.com.gt, podría haberse escrito hace algunos años para Costa Rica. Guatemala aún parece tener oportunidad de reaccionar ante la enfermedad, con la medicación adecuada. En Costa Rica, en cambio, la enfermedad está tan extendida que la cirugía mayor que hoy necesita no parece viable, y lo único que queda es esperar la inevitable crisis final.
En un contexto de alto desempleo e informalidad del trabajo cualquier aumento en el monto del salario mínimo produce más desempleo, más informalidad, y consecuentemente, más pobreza y desigualdad.
En Costa Rica, los últimos números publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INEC) ubican el desempleo durante el primer trimestre de 2015 en 10,1%.
En Honduras y Nicaragua el costo que debe asumir una empresa para formalizar a un trabajador equivale a más del 70% de lo que producirá, mientras que en Costa Rica, El Salvador y Panamá, poco menos del 40%.
Del comunicado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID):
Formalizar un trabajador en América Latina cuesta el 39% de lo que produce
Los costos salariales y no salariales, en relación a la productividad, son un 50% más altos en América Latina que en el promedio de los países de la OCDE.
El presidente del BID aconsejó a Costa Rica una reforma fiscal que aumente los impuestos argumentando que hoy la perinola indica "TODOS PONEN".
EDITORIAL
La utilización como ejemplo del viejo juego del trompo facetado del jerarca de la institución hemisférica, debió ser completada contando toda la historia: quien lanzó esta vez la perinola fue el Estado costarricense, el mismo participante del "juego" que en la jugada anterior fue beneficiado por la perinola que cuando cayó quedó mostrando el "TOMA TODO". Luis Alberto Moreno quiso decir que la grave crisis fiscal en que se encuentra el país implica que ahora TODOS debían contribuir a su solución. Eso significa aprobar más impuestos.
Ante una nueva instancia de negociación del monto del salario mínimo en Panamá, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura apunta que "Debe recibir más quien más se esmera".
Del comunicado de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura (CCIAP):
Con la instalación de la mesa de revisión del salario mínimo, donde participan los gremios empresariales y trabajadores con la mediación del sector gubernamental, se inicia un proceso que aspiramos se realice en apego al espíritu para el cual se estableció esta disposición.
En Costa Rica los funcionarios públicos ganan en promedio 150% más que los trabajadores del sector privado, lo que contribuye decisivamente al crecimiento de la desigualdad y a una menor competitividad general de los recursos humanos del país.
EDITORIAL
Un artículo en Elfinancierocr.com revela las grandes diferencias entre las formas de contratar y remunerar del sector privado con las del Estado.
Los sindicalistas que lo promueven, los funcionarios que lo calculan, los gobernantes que lo decretan, no son parte de la legión de desempleados que seguramente trabajarían por menos del salario mínimo oficial.
EDITORIAL
El desempleado no tiene voz -en principio porque no paga cuota sindical- y si la tuviera no la alzaría, porque se siente carente de la dignidad necesaria para hacerlo, porque se acostumbró a adoptar una postura muy humilde en las entrevistas de trabajo. Nada empobrece más el espíritu humano que la falta de actividad remunerada de alguna manera.