La última evaluación del PISA confirma que Costa Rica, Panamá y República Dominicana, únicos países de la región que figuran en su ranking, distan del promedio de resultados obtenidos por el grupo de naciones integrantes de la OCDE.
Aunque en los últimos diez años el gasto promedio por cada estudiante de primaria y secundaria aumentó cerca de 15% en los países de la OCDE, la mayoría de sus estados no reportan avances significativos en materia educativa.
Centroamericanos y demás latinoamericanos viven más preocupados por lo que puede decir o hacer Trump, que por lo único que realmente puede cambiar el destino de pobreza de la región, que es la educación.
EDITORIAL
Los resultados recién publicados de las pruebas PISA confirman que, en el mejor de los casos, los países latinoamericanos mantienen las posiciones de media tabla hacia abajo en el concierto mundial, y en el peor, se decae en esa medición objetiva de la calidad del más importante recurso para el desarrollo económico y social, la gente y su capacidad cognitiva.
Adoptar las pruebas PISA como herramienta base de la gestión de los sistemas educativos es imprescindible si se quiere superar las fronteras del subdesarrollo.
EDITORIAL
No es infrecuente escuchar de boca de funcionarios de las corporaciones educativas latinoamericanas, que el sistema de evaluación PISA es "injusto", porque compara con los resultados que se obtienen en los países avanzados.