El negocio del factoreo (descuento de facturas) ya mueve anualmente más de $100 millones.
Cuando el lapso de tiempo entre la venta a crédito y la cobranza es más largo que el plazo de crédito que conceden los propios acreedores, el factoring se convierte en una buena opción para disponer del capital líquido imprescindible para mantener las operaciones de la empresa.