Por cada dólar invertido en salud y educación se requiere gastar tres en asistencia social directa para lograr el mismo efecto en la reducción de la pobreza.
El Informe "Incidencia del gasto público en la reducción de la pobreza y la desigualdad", de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (FUNIDES), tiene conclusiones similares a las de estudios similares realizados en otros países: "Al estimar el efecto conjunto de las intervenciones públicas en la reducción de la pobreza, se identificó que logran reducir la pobreza de 7.2 a 10.1 por ciento en dependencia de la línea de pobreza utilizada (US$1.8, US$ 2 y US$2.6), principalmente por el gasto social en salud y educación. Por su parte, el aporte del subsidio de la energía eléctrica no logra compensar la reducción en los ingresos en los hogares generada por el pago de impuestos indirectos, por lo cual no incide en la disminución de la pobreza.
Centroamericanos y demás latinoamericanos viven más preocupados por lo que puede decir o hacer Trump, que por lo único que realmente puede cambiar el destino de pobreza de la región, que es la educación.
EDITORIAL
Los resultados recién publicados de las pruebas PISA confirman que, en el mejor de los casos, los países latinoamericanos mantienen las posiciones de media tabla hacia abajo en el concierto mundial, y en el peor, se decae en esa medición objetiva de la calidad del más importante recurso para el desarrollo económico y social, la gente y su capacidad cognitiva.
Adoptar las pruebas PISA como herramienta base de la gestión de los sistemas educativos es imprescindible si se quiere superar las fronteras del subdesarrollo.
EDITORIAL
No es infrecuente escuchar de boca de funcionarios de las corporaciones educativas latinoamericanas, que el sistema de evaluación PISA es "injusto", porque compara con los resultados que se obtienen en los países avanzados.