Las universidades públicas deben rendir cuentas sobre los dineros que gastan y de cómo esa inversión apoya la productividad nacional.
Martes 12 de Junio de 2012
Amparadas en su autonomía académica, las instituciones educativas de nivel terciario de Costa Rica muestran lentitud e inflexibilidad para adaptarse a las exigencias de la economía costarricense.
Un estudio comisionado por Cinde al Incae, titulado "Desarrollo del Talento Humano: La clave para competir en la atracción de la inversión extranjera directa", analiza la disponibilidad en el presente y hasta el 2014, de recurso humano con talento en las áreas de servicios, ciencias de la vida y manufactura avanzada.
En el artículo en Elfinancierocr.com, se señala que:
"Consideramos que el principal mensaje de este importante estudio es la necesidad de una constante vinculación entre el sector productivo y el sector académico. El documento en cuestión incluye importantes comparaciones con los principales países con que competimos por la inversión extranjera. Destaca la relativa falta de flexibilidad de nuestras instituciones educativas para responder a los requerimientos rápidamente cambiantes del sector productivo multinacional.
La necesidad de educar más jóvenes en los campos de las ingenierías y las ciencias exactas se ha repetido hasta el cansancio. La demanda de este tipo de carreras por los jóvenes entrando a las universidades sigue siendo baja, y las políticas de admisión de las universidades públicas siguen siendo todavía más restrictivas. Las políticas de admisión rechazan miles de potenciales estudiantes que quisieran estudiar carreras de ingeniería y ciencias exactas sin tener ninguna evidencia de que los pocos que sí son aceptados tienen mejores posibilidades de ser buenos profesionales (el examen de admisión es el mismo para todos). En paralelo con dichas políticas de admisión, las universidades públicas continúan (al amparo de su autonomía) gastando ingentes recursos manteniendo en las carreras mencionadas a cientos de jóvenes que dan muestras, una y otra vez, de su falta de habilidad para dichas carreras."
Las empresas nicaragüenses enfrentan dificultades para encontrar empleados de 24 años o menos con las competencias socioemocionales y académicas que requieren.
Del resumen ejecutivo del documento "Competencias que demandan las empresas en Nicaragua", elaborado por Funides:
Mientras en resto del mundo la norma es la vinculación estrecha entre el sector privado y el académico, en la región persisten viejos mitos ideológicos que afectan negativamente el desarrollo.
Al inaugurar en El Salvador el II Congreso Nacional de Educación Superior titulado “Vinculación de la Educación Superior con el Mundo Laboral”, el ministro de Educación, Franzi Hato Hasbún, señaló la necesidad de "llevar a cabo un proceso de conexión entre empresa y universidad, incentivando tres aspectos fundamentales: investigación, innovación y superación de proyecciones sociales."
Las empresas tienen que invertir tiempo y dinero para cubrir las serias limitaciones de los egresados del sistema educativo público, lo que constituye un freno al desarrollo.
En Panamá el problema educativo ya está sobrediagnosticado. El artículo en Martesfinanciero.com reseña que el país dispone de al menos 14 documentos diagnósticos y pronósticos sobre la educación, pero "ninguno se ha logrado ejecutar completamente para formar estudiantes con un grado óptimo o aceptable de conocimientos que les permita contar con las aptitudes que demanda el exigente mercado laboral."
La escasez de mano de obra calificada obliga a las empresas de las zonas francas de Costa Rica a pagar hasta 80% más que otras empresas del sector privado.
El número insuficiente o la falta de profesionales con destrezas de valor agregado es un problema que ha llevado el aumento generalizado en los salarios en varios sectores, como zonas francas, TI, y servicios, y a la práctica ya común de buscar el personal con las habilidades necesarias en las planillas de las mismas empresas competidoras.