Luego de reconocer los graves problemas de liquidez que enfrenta, el gobierno anunció que tomará prestados otros $1.000 millones para un opíparo almuerzo que otros deberán pagar mañana.
Miércoles 2 de Agosto de 2017
Los $1.000 millones que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) venía negociando desde mayo con el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) para fortalecer sus reservas entrarían en Octubre de este año, según anunciaron las autoridades del BCCR.
Este anuncio llega en simultáneo con el reconocimiento que hizo el presidente Solís sobre el grave problema de liquidez que afecta las finanzas del Estado. Solís anunció que el gobierno "... "enfrenta dificultades de liquidez para pagar sus obligaciones y garantizar la operación de servicios esenciales".
Nacion.com reseña que "... entre las medidas que prevé tomar en el corto plazo, además de insistirle a la Asamblea Legislativa que apruebe las reformas a los impuestos de ventas y renta, se encuentran:
- Freno vía decreto de modificaciones presupuestarias que impliquen un aumento en los gastos. El ámbito de aplicación de esta medida no afecta al 95% del prepuesto estatal.
- Un alto a la compra y al alquiler de propiedades para el Gobierno con recursos públicos, con excepción de aquellos inmuebles destinados a obras de infraestructura.
- Una moratoria para no emitir nuevas declaratorias de interés público que impliquen exoneraciones de impuestos.
- Derogatoria de la Ley para Desincentivar el Ingreso de Capitales, a fin de promover el ingreso de inversiones al país."
Para Moody´s el plan de reducción de gastos anunciado por el presidente Solís no será suficiente para resolver el problema de iliquidez que enfrenta, ni para evitar que suban las tasas de interés locales.
El plan de recortar gastos que no son obligatorios en el presupuesto, como la suspensión de las compras públicas que aun no han comenzado a ejecutarse, no será suficiente para evitar el impacto que tendrá el déficit fiscal sobre las tasas de interés a nivel local. Esta es la opinión de la agencia calificadora Moody´s, sobre el plan de recorte de gastos anunciados por el presidente Solís para enfrentar el problema fiscal que afecta al país.
Como en los antiguos hogares patriarcales, si hay que sufrir, primero que sufran los entenados, y recién después, y solamente si es muy necesario, que sufran también los hijos legítimos.
EDITORIAL
El anuncio de la administración Solís de que tiene un plan B para el caso de no lograr la aprobación legislativa del aumento de impuestos que propuso para enfrentar el grave y creciente déficit fiscal, pone en evidencia la existencia en Costa Rica de ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda.
El gobierno de China anunció que no comprará los $1.000 millones en bonos de deuda ofrecidos por Costa Rica, acotando seriamente el margen de maniobra de la administración Solís para gestionar su creciente déficit fiscal.
La falta de condiciones políticas para implementar un mayor control del gasto estatal y para lograr la aprobación de un paquete fiscal que comience a poner en orden las finanzas del Estado, impide que organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial o el FMI presten dinero a Costa Rica, por lo que, al desaparecer como opción la venta de bonos al gobierno chino, el de Costa Rica deberá recurrir al mercado interno en busca de fondos, lo que inevitablemente presionará al alza el costo del dinero para todas los sectores, incluyendo los productivas.
En Costa Rica la administración Solís, que prometió no aplicar nuevos impuestos en los dos primeros años de su gobierno, otorgó un aumento descomunal para los empleados públicos, y estos son los que ahora proponen tributos "Robin Hood".
EDITORIAL
El Presidente Luis Guillermo Solís aparece cada vez más desconectado del Partido Acción Ciudadana que lo llevó al poder, y su gobierno parece cada vez más el resultado de complejas interacciones al interior de una corporación académico sindicalista, donde los conceptos predominantes parecen extraídos de folletines políticos de los años sesenta y setenta del siglo XX. La principal característica de los integrantes de esa trasnochada corporación - especialmente sus principales líderes- es la desconexión con el mundo de la economía real que les provoca el recibir regularmente sus sueldos sin importar la productividad efectiva que tengan en sus labores.