BBB, A+, B-, CC, D... ¿AAA?

Lo más perverso del sistema de calificación de riesgo de crédito es que ha debilitado -¿deliberadamente?- la imprescindible capacidad de análisis de los inversores.

Martes 6 de Setiembre de 2011

Por Jorge Cobas González

El relevo del principal ejecutivo de Standard & Poors luego de que la agencia rebajara la calificación de la deuda soberana de EE.UU. revela la fragilidad de todo el sistema de calificación de riesgo.

Las calificadoras de riesgo están en la picota, especialmente a partir de episodios como la crisis hipotecaria del 2008 -o aún antes- el vergonzoso episodio de Enron. No las ayuda ahora que el mismo presidente de S&P fuera el fusible que debió saltar cuando se recalentó el sistema por la rebaja en la calificación sacrosanta de la deuda de los Estados Unidos.

Los directivos de las calificadoras insisten que ellas emiten solamente meras opiniones que no constituyen recomendaciones de inversión ni -menos aún- garantías sobre la calidad del crédito calificado. Y en parte tienen razón, porque sus advertencias en ese sentido acompañan todas y cada una de sus comunicaciones.

Lo que no dicen las calificadoras es que -por supuesto- no se oponen a que sus calificaciones sean consideradas imprescindibles por el sistema financiero, y que en muchos países -entre ellos Costa Rica- el crédito de las instituciones financieras y toda emisión de deuda en el mercado de valores organizado, deba estar calificado por una entidad calificadora autorizada. Entonces, cualquier administrador de inversiones puede justificar sus decisiones y las pérdidas de una mala inversión escudándose en que "las calificaciones de riesgo eran excelentes..."

Más allá de las culpas propias de las agencias calificadoras de crédito, hay que considerar el triste papel de las agencias gubernamentales supervisoras del sistema financiero, que se han descansado en aquellas en lugar de hacer -por sí mismas- su trabajo de fiscalización. Es una peligrosa expresión de la inclinación por la comodidad -y la irresponsabilidad- típica de muchos funcionarios públicos.

Y también es culpable el inversor fallido, al que le gusta que el Estado lo arrope y le cuide sus intereses, cuando es imprescindible ejercer criterio y responsabilidad propios, antes de decidir cualquier inversión.

Referencia: Artículo en El Financiero de Costa Rica, edición 5-11 de setiembre de 2011.

¿Busca soluciones de inteligencia comercial para su empresa?



Más sobre este tema

Costa Rica: Incertidumbre política y fiscal pasan factura

Junio de 2020

Standard & Poor´s redujo la calificación de la deuda externa de B+ a B con perspectiva negativa, argumentando que existe incertidumbre debido a la laxitud con que la administración Alvarado está implementando la política fiscal en el país.

La perspectiva negativa en la nueva nota de riesgo, anticipa que existe la posibilidad de que en los próximos 12 meses se degrade nuevamente la calificación, si las autoridades adoptan políticas que dañe el perfil financiero del país.

Fitch baja calificación de Costa Rica

Mayo de 2020

La agencia decidió rebajar la nota de largo plazo de B+ a B con perspectiva negativa, argumentando que el país enfrenta un escenario de mayor estrés fiscal debido a la crisis sanitaria.

La degradación de la nota de incumplimiento de emisor a largo plazo, se debe a que la crisis sanitaria que deriva del brote de covid19, llegó en un momento en que el espacio fiscal de Costa Rica es limitado y se estrecha rápidamente, informó el 8 de mayo Fitch Ratings.

Déficit fiscal pasa factura a Costa Rica

Setiembre de 2014

La prima de riesgo exigida por los inversores internacionales al bono costarricense que vence en el año 2023 creció de 2,10% a 2,56% entre junio y septiembre de 2014.

Los inversores se estarían adelantando a una degradación de la calificación soberana del país, posibilidad ya sugerida por agencias calificadoras como Fitch.

Fitch publica Reporte Soberano de El Salvador

Setiembre de 2010

Fitch Ratings afirmó recientemente las calificaciones de riesgo de El Salvador en moneda nacional y extranjera en ‘BB’, con Perspectiva Negativa.

Las principales debilidades crediticias de El Salvador incluyen el comparativamente débil crecimiento del PIB, una base de ingresos estrecha y rigideces fiscales, particularmente a la luz de la vulnerabilidad de la economía ante la desaceleración de EE.UU.

ok