Un país encorsetado por los privilegios de pocos

El presupuesto proyectado por el gobierno de Costa Rica para el 2017 es el resultado de un ejercicio aritmético, donde la voluntad política de la administración Solís apenas se reduce al mantenimiento y aumento de las prebendas de las corporaciones estatales dominantes.

Miércoles 7 de Setiembre de 2016

EDITORIAL

Escandalosa podría ser la mejor palabra para describir la magnitud del incremento de 12% que se recetó la administración Solís Rivera para el presupuesto público de 2017. El aumento de 12% no solo supera con creces la inflación proyectada para ese año, sino que es desproporcionado y alejado de la realidad, considerando el grave y urgente problema fiscal que afronta el país.

Como bien lo explica Juan Carlos Hidalgo en su artículo de opinión en Nacion.com, "... El presupuesto aumenta un 12,1% con respecto al del 2016, lo cual es cuatro veces superior a la inflación proyectada para el próximo año (3%). Si tomamos en consideración el gasto en términos reales (descontando esa inflación), las erogaciones crecerán a un ritmo dos veces superior al de la economía."

Hidalgo agrega: "... Otro punto también es claro: si pagar los intereses de la deuda demanda cada vez más recursos, lo responsable sería que el gobierno recorte –o por lo menos deje de aumentar– otros rubros. Pero ni eso: el 56% restante del incremento del gasto tiene que ver con cosas que no son pagar deuda. Hacienda argumenta que mucho de esto es producto de mandatos legales. Pero en lugar de buscar relajar –o mejor aún, eliminar– algunos de estos absurdos requerimientos que no corresponden a la realidad económica del país, el gobierno más bien continúa agravándolos. Para el próximo año, Hacienda enfrenta cerca de ¢300.000 millones en nuevos gastos sin financiamiento. Estos son en gran medida producto de leyes que fueron alegremente sancionadas por Luis Guillermo Solís, como la Reforma Procesal Laboral."

Ver artículo "Presupuesto desastroso"

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